Mordeduras de animales y humanos: Guía de actuación y conducta a seguir.
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Mordedura inesperada. |
Las mordeduras, tanto de animales como de humanos, son comportamientos frecuentemente ligados al estrés o a situaciones de defensa. En momentos de extrema tensión, los humanos también pueden recurrir a este instinto primario durante un enfrentamiento. Desde el punto de vista médico, las mordeduras no solo representan una lesión física o un posible problema estético, sino que su mayor preocupación radica en el alto riesgo de infección. Esto se debe a que la saliva, tanto de animales como de humanos, contiene una gran cantidad de microorganismos patógenos que pueden complicar la herida.
"Un mordisco lírico que perfora el alma"
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Ültimo verso de Reto de Julio Flores Roa. |
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Poemario. |
Mordeduras: Aspectos médicos y repercusiones legales.
¡Cuidado! Las mordeduras humanas, a diferencia de las románticas o poéticas descritas en algunos poemas, suelen ser manifestaciones extremas de violencia. La dentición, ya sea humana o de cualquier animal con dientes, puede convertirse en una herramienta tanto de ataque como de defensa. Las lesiones causadas por mordeduras son comúnmente identificadas en situaciones graves, como asaltos sexuales, homicidios, abusos infantiles y casos de violencia doméstica, donde su impacto puede ser tanto físico como emocional, dejando secuelas duraderas.
Mordeduras humanas causadas por adultos.
Las mordeduras humanas pueden ocurrir en cualquier parte del cuerpo, y sus localizaciones varían según el contexto de la agresión. En las mujeres, durante las agresiones sexuales, las áreas más frecuentemente mordidas son los pechos y las piernas, donde las marcas pueden ser tanto físicas como psicológicas. En los hombres, las mordeduras suelen presentarse en los brazos y los hombros, especialmente durante riñas o peleas, reflejando la naturaleza violenta de estos conflictos.
Mordeduras infantiles.
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Ligera mordedura en la frente de mi hija Yasmina. |
La imagen muestra una mordedura en la frente que mi hija Yasmina recibió de un compañero en la guardería.
Se puede observar el edema inflamatorio y las huellas de los dientecitos del niño. Afortunadamente, la recuperación fue total, sin dejar ninguna secuela. Es justo señalar que Yasmina también era una excelente mordedora, lo que generó muchos comentarios sobre mi "dulce niña". Mientras escribo, recuerdo que estuvo a punto de morderme una madre enfurecida cuando, al quejarse de que Yasmina había mordido a su hijo, le comenté que esas situaciones son normales en los niños. Su respuesta fue agresiva: "Entonces, trae a tu perrita con bozal a la guardería, o como eres dentista, ¿por qué no le sacas los dientes?" Pacientemente, educadamene le respondi:
Mordeduras producidas por animales.
Las mordeduras de animales, debido a su alta frecuencia, gravedad y las diferencias sustanciales con las humanas, merecen un tratamiento aparte. Estas mordeduras presentan una gran diversidad morfológica, que varía según la especie del animal que las produce, así como el tamaño, fuerza y nivel de agresividad del mismo. La naturaleza de las lesiones puede variar considerablemente dependiendo de estos factores, lo que puede influir en la gravedad del daño y el tratamiento necesario.
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Mordedura de un perro en la Habana que deja el trazo de los colmillos marcados. |
La mayoría de las mordeduras son provocadas por animales domésticos cercanos a la víctima, ya sea la mascota propia o de alguien conocido. Los perros están involucrados en más del 80% de los accidentes de mordeduras, seguidos por los gatos, que representan entre el 5 y el 18% de los casos.
Una diferencia clave entre las mordeduras de perros y gatos radica en el riesgo de infección. Las mordeduras de gato tienen una tasa de infección superior al 50% de los casos, lo que las hace significativamente más peligrosas en términos de contagio. En comparación, las mordeduras de perro presentan una tasa de infección considerablemente menor, entre un 15% y un 20%. Esta variación se debe a las diferencias en la flora bacteriana de la boca de cada especie y en cómo estas bacterias afectan los tejidos humanos.
Además, es importante destacar el riesgo de rabia, especialmente en las mordeduras de perro, ya que estos animales son los principales vectores de esta enfermedad en muchas regiones. Ante una mordedura de perro, se deben tomar medidas inmediatas: lavar la herida con abundante agua y jabón, acudir rápidamente a un centro de salud para evaluar la necesidad de profilaxis antirrábica y administrar antibióticos si es necesario. Es fundamental identificar y observar al animal agresor para determinar si presenta signos de rabia, y en caso de sospecha, seguir los protocolos sanitarios vigentes para prevenir esta enfermedad potencialmente mortal.
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Marcas de mordedura de una serpiente en Maputo. Mozambique. |
En menor medida, se reportan mordeduras causadas por otros animales, como cerdos, caballos, animales exóticos y de la selva. Los estudios revelan que las zonas más afectadas por mordeduras son las extremidades (54-85%), con una ligera preferencia por las extremidades superiores. La cabeza y el cuello se ven involucrados en el 15-27% de los accidentes, mientras que el tronco solo en el 10%.
En las víctimas de menor tamaño, como los niños, la frecuencia de lesiones en la cara y el cuello aumenta considerablemente, lo que hace que estas mordeduras sean mucho más peligrosas. Estas pueden causar cicatrices y deformidades graves e irreversibles en áreas delicadas como la nariz, los ojos y los labios. La imagen muestra una mordedura de serpiente, con heridas punzantes donde los afilados dientes de la cobra se clavaron en la piel. En la foto superior, se observa una mordedura de perro, caracterizada por los típicos desgarros causados por los grandes colmillos de estos animales.
Tratamiento de las mordeduras.
En cualquier mordedura, ya sea humana o animal, lo primero es detener el sangrado aplicando compresión con una compresa, algodón o tela durante algunos minutos. Se debe examinar cuidadosamente la herida para detectar lesiones en ligamentos, articulaciones o huesos. En la cara, el daño puede ser más grave, afectando los ojos, labios o nariz, lo que puede requerir suturas y desbridamiento profesional, por lo que es necesario acudir al hospital.
La mayoría de las mordeduras pueden ser tratadas en casa con limpieza adecuada con agua y jabón, aunque en algunos casos puede ser necesario un tratamiento hospitalario. No se deben usar soluciones alcohólicas o yodadas, ya que no reducen la contaminación bacteriana y aumentan la irritación.
Las heridas que no requieren hospitalización son aquellas sin signos de infección sistémica, pero es necesario acudir a atención médica si hay celulitis, complicaciones articulares, o si no responden a antibióticos. Algunos estudios sugieren el uso de dicloxacilina para mordeduras de perros y penicilina o amoxicilina para mordeduras de gatos.
Es fundamental investigar la infectividad del agresor, ya sea humano o animal, para evaluar los riesgos de transmisión de infecciones virales como herpes, VIH, hepatitis, etc. En mordeduras de animales, se debe considerar el riesgo de rabia, con una tasa de mortalidad cercana al 100%. Si el animal no está vacunado, se debe observar durante 10 días. También se debe considerar el riesgo de tétanos, especialmente si el esquema de vacunación está incompleto o desactualizado.
El tipo de herida depende de la especie y tamaño del animal. Los perros grandes pueden ejercer más de 450 psi de fuerza, causando heridas severas con fracturas y laceraciones. Estas heridas tienen un riesgo de infección cercano al 40%. Los gatos, con dientes más finos y afilados, producen principalmente heridas puntiformes, que aunque no desfigurantes, presentan un alto riesgo de infección debido a su difícil irrigación.
Las mordeduras pueden ser objeto de actuaciones médico-legales para determinar la responsabilidad civil y penal del agresor. Siempre es recomendable solicitar un peritaje forense para documentar el daño y exigir responsabilidad.
La mordedura humana como evidencia en procedimientos médico-legales.
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Agresión sexual mediante una mordida. |
La mordedura humana actúa como una “tarjeta de presentación” del agresor, dejando rastros únicos que ayudan a su identificación. En ella permanecen las características específicas de sus huellas dentales, así como restos de saliva que permiten el análisis de ADN. La recolección, registro y análisis de las huellas dentales, junto con la toma de muestras de saliva de la superficie mordida, son esenciales en la labor forense para determinar las evidencias.
El profesional sanitario o judicial que interviene en el caso debe centrarse en estas dos áreas: primero, el análisis de las huellas dentales; y segundo, la obtención de muestras de saliva. Si bien el análisis de ADN es altamente específico, no siempre es posible recolectar saliva, por lo que la identificación del agresor recae en las características de la huella dejada al morder.
Las marcas dentales sobre la piel son una prueba fundamental para identificar al agresor. Por ello, es crucial documentar con precisión las características dentales que puedan permitir a los tribunales llegar a conclusiones definitivas.
Es esencial recordar que el objetivo del examen es obtener evidencia útil y verificable para la actuación legal. La documentación debe ser rigurosa y detallada, incluyendo la descripción de cualquier elemento, por más insignificante que parezca, ya que podría resultar importante posteriormente. Las fotografías de alta calidad juegan un papel crucial en el registro de los datos; se deben tomar suficientes imágenes para asegurar que todos los detalles relevantes queden documentados, con especial énfasis en los primeros planos.