Golpe en dientes de leche: qué hacer y qué esperar a corto y largo plazo.

Golpes sobre los dientes temporales. ¿Qué hacer? Una historia personal.


<img expr:src='data:post.thumbnailUrl.replace("s72-c", "s1600")'      style='width:100%; height:auto;'      loading='lazy'      expr:alt='data:post.title + " - Niña sin dientes frontales, expresión preocupada"' />
Perdida de dientes,
Si estás consultando esta página es porque un niño ha recibido un golpe en los dientes de leche. Llévalo de inmediato al dentista para que evalúe la situación y realice los procedimientos profesionales necesarios. Luego regresa y continúa leyendo, hazlo con calma, aquí encontrarás la respuesta a todo lo que te preocupa. Esta historia la cuenta un padre dentista; hay mucho de profesión, pero también mucha emoción que quiero compartir contigo. Es una historia completamente real, he mantenido los nombres de los protagonistas sin modificaciones, todo ocurrió tal como se relata. El dibujo fue realizado por la hermana de la protagonista principal de la historia.

Dedico este artículo a mi hija Yasmina, quien, a los cuatro años, perdió un diente de leche y se fracturó el diente permanente que le salió poco después. A pesar de este contratiempo, es una excelente patinadora. Hoy, mientras íbamos camino al colegio, me dio su permiso para compartir sus fotos en la web, como ella misma dijo, para ayudar a otros a no preocuparse tanto. La secuencia de fotos documenta su historia, y esperamos que sirva para tranquilizar a quienes se enfrenten a situaciones similares a las que vivió nuestra familia.

<img src="Golpe_sobre_los_dientes_Fotos_123.jpg"       width="660"       height="216"       border="0"       alt="Secuencia de pérdida de dientes de leche por traumatismo y su impacto oral.">
La fotos 1. Primer golpe sobre los dientes, cuatro semanas después apareció un ligero tono azul gris. Foto 2. Semanas después, y tras varios episodios inflamatorios, no queda otra opción que extraer el incisivo derecho. En la foto se ve el tejido granulomatoso residual a la infección como un bultito rojo. Foto 3. Dos meses después de la extracción se ve la encía gruesa y fibrosa.


<img src="Golpe_sobre_los_dientes_Fotos_123.jpg"       width="660"       height="216"       border="0"       alt="Erupción de un diente a través de una ventana quirúrgica.">
Foto 4. Se muda de forma normal el incisivo central izquierdo, y se hacen evidentes las coronas de los dos incisivos centrales tras la mucosa como dos bultitos bien definidos. Foto 5. Se observa que el central izquierdo, que se mudó de forma normal ha erupcionado mientras que el derecho permanece dentro de la encía. Foto 6. Se realiza la incisión sobre la mucosa, se observa el borde incisal del diente.

<img src="brote-incisvo-yasmina.jpg"       width="400"       height="195"       border="0"       alt="Pérdida del diente de leche de Yasmina y erupción del sustituto permanente.">
Foto 7. Pasadas dos semanas el incisivo central derecho empieza a emerger a través del ojal quirúrgico que hemos realizado en la encía. Foto 8. Muestra seis meses después que la erupción de los dientes del sector anterior ha completado la erupción.

La mala noticia sobre el trauma en los dientes temporales.

Aprender a caminar es uno de los momentos más tiernos, hermosos y complejos del desarrollo infantil. Desde el momento en que un niño empieza a ponerse de pie, comienza a enfrentar dificultades y a sufrir diversos tipos de traumatismos, que son el precio a pagar por descubrir el mundo que lo rodea. Uno de los traumatismos más comunes es el de los dientes superiores, ya que sobresalen de 3 a 4 mm de los inferiores. Los dientes inferiores, más protegidos, permanecen detrás de los superiores. Por esta razón, no es raro ver a los niños pequeños con dientes de leche oscuros o ennegrecidos. Se estima que alrededor del 30 % de los niños sufren algún tipo de traumatismo en los incisivos superiores.

Para la etapa de los primeros pasos, los dientes de leche ya están presentes, listos para cautivar a los padres y recibir los primeros golpes en casa, al chocar con los bordes de cunas, cómodas, mesas de café, juguetes, entre otros. Luego, en el colegio, los traumatismos continúan con las mesitas bajitas de las aulas, las riñas con compañeros, los cabezazos, los lápices entre los dientes, etc. Ante todo esto, lo único con lo que cuenta esa frágil criatura es la flexibilidad de los huesos recién formados y menos calcificados, que, como las ramas verdes de los árboles, ceden ante el viento para evitar quebrarse. Sin embargo, el golpe contra un mueble no es comparable con una brisa suave, y la adaptación de la pequeña boca resulta mucho más compleja que la de una rama.

La mayoría de los traumatismos se resuelven con pequeños movimientos en el alvéolo, en lugar de causar fracturas o desplazamientos del diente. Lo habitual es que el diente aumente su movilidad en el alvéolo y, tras unos días, vuelva a fijarse en su posición original. Sin embargo, esto no siempre ocurre, y muchas veces se producen lesiones en el diente o, lo que es peor, en el diente y el hueso. El daño puede ser causado por un golpe directo al diente o por el impacto de la mandíbula contra el maxilar. Por lo general, los traumatismos de baja energía provocan pequeños desplazamientos sin consecuencias clínicas graves. Sin embargo, en los casos de traumatismos más severos, el aflojamiento o desplazamiento es la lesión más común de los dientes de leche. Existen diferentes tipos de luxaciones, con distintos grados de gravedad, entre ellas la luxación intrusiva, donde el diente se desplaza hacia dentro del alvéolo, y en ocasiones parece haber desaparecido. Ante cualquier de estas situaciones, es crucial acudir de inmediato al dentista para una evaluación y tratamiento de urgencia.

Es importante tener en cuenta que los traumatismos se pueden repetir, actuando como un golpe constante que va afectando gradualmente la permanencia de un diente dañado en la boca. Un golpe aislado, por lo general, se tolera bien, pero lo que finalmente conduce a la pérdida del diente suele ser la reiteración de los traumatismos sobre dientes que ya han sufrido algún tipo de lesión. Esto, casi siempre, es la regla.

La creencia de que los dientes de leche son prescindibles porque tienen dientes permanentes que los sustituyen es equivocada. Los dientes temporales son fundamentales para el desarrollo de la función masticatoria, la estética inmediata y la correcta pronunciación de algunos fonemas. Esto nos lleva a preguntarnos cuán importantes son los dientes de leche en las primeras etapas de la vida y en el desarrollo de la personalidad. Aunque no tengo una respuesta definitiva, el sentido común me indica que es esencial cuidar los dientes de leche, sin verlos como elementos reemplazables.

Existen diferencias en el tratamiento de los traumatismos en dientes de leche y en dientes permanentes. Por ejemplo, un diente permanente que ha perdido la vitalidad debido a un trauma requiere necesariamente de un tratamiento de endodoncia o, en los casos más extremos, de reimplante en el alvéolo si ha sido expulsado. En el caso de los dientes temporales, generalmente no se realiza endodoncia. El tratamiento más común es limpiar la cámara pulpar y parte del conducto radicular, y luego colocar un material reabsorbible. Si un diente de leche se desalojó del alvéolo, a diferencia de los permanentes, nunca debe reinsertarse, ya que esto puede dañar el folículo del diente permanente en desarrollo. Si los dientes primarios se pierden prematuramente, el diente permanente puede retrasar su erupción.

¿Qué hacer ante un traumatismo en un diente de leche?

Si la fractura es mínima y solo se ha roto un pequeño fragmento de la corona, generalmente el borde incisal, lo que se debe hacer es suavizar las aristas y pulir las irregularidades del esmalte. Cuando la fractura es restaurable y la edad del niño lo permite, se pueden realizar reconstrucciones con resinas estéticas para restaurar los bordes o las superficies dañadas. Si la fractura afecta a una gran área de la corona, es importante tener en cuenta que, si la pulpa ha sufrido daño, los procedimientos restaurativos podrían complicar más la situación en lugar de solucionarla.

Generalmente, dos o tres semanas después de un traumatismo, el diente se oscurece. Sin embargo, esto no siempre es proporcional a la magnitud del golpe, ni tampoco es un indicativo exacto de la gravedad de la lesión. Semanas después del trauma, es posible observar signos de recuperación, sin que aparezcan más complicaciones.

Los dientes de leche tienen un amplio foramen apical, por donde ingresan los vasos sanguíneos. Estos vasos no siempre se rompen por completo cuando la raíz se mueve durante el traumatismo, lo que permite la recuperación en muchos casos. El oscurecimiento del diente indica que el suministro sanguíneo a la pulpa dental está afectado y que han ocurrido microhemorragias dentro de la cámara pulpar. Cuando los vasos sanguíneos se rompen, liberan hemoglobina, lo que provoca los cambios de color. No necesariamente esto significa que la pulpa haya muerto, a diferencia de los dientes permanentes, donde el cambio de color siempre indica necrosis pulpar y la necesidad de una endodoncia.

Si se presentan episodios sépticos con inflamación y dolor, el diente debe ser extraído, tanto para evitar infecciones recurrentes como para preservar la salud del folículo del diente permanente que está debajo del diente temporal. Cuando no ocurren nuevos traumatismos, los dientes de leche suelen recuperarse después de varias semanas, regresando a su color original. Se forma una especie de cicatriz en el interior del diente. Si esto ocurre, significa que el diente va bien. Sin embargo, a veces el diente permanece oscuro. ¿Qué hacer? Si el diente se ha oscurecido pero no presenta otros signos de infección o lesión, solo se debe realizar observación. A menudo, el diente se reemplaza sin necesidad de extracción.

En algunos casos, el diente puede desarrollar abscesos recurrentes debido a la gangrena de la pulpa muerta. Las células defensivas inflamatorias no pueden acceder a una pulpa sin vasos sanguíneos. En estos casos, la extracción es necesaria, ya que los episodios de infección aguda pueden generar el riesgo de embolias sépticas, que podrían alojar bacterias en las válvulas cardíacas o dañar el diente permanente que está debajo del diente de leche.

Ya he comunicado la mala noticia, ahora es el turno de la buena.

La pérdida prematura de los dientes de leche anteriores generalmente no causa problemas de maloclusión ni alteraciones en el desarrollo de los maxilares. Por ello, no es necesario utilizar mantenedores de espacio para preservar el lugar de los dientes permanentes. Sin embargo, la pérdida temprana de un molar primario es más preocupante que la de un incisivo, ya que en el caso de los molares sí se recomienda el uso de mantenedores de espacio para prevenir problemas de maloclusión. Estos molares suelen perderse principalmente debido a caries, que, a diferencia de los traumatismos, pueden evitarse con hábitos adecuados, como controlar el consumo de dulces, mantener una buena higiene bucal con cepillado regular y la aplicación de fluoruros.

Por otro lado, el uso prolongado del chupete más allá de los primeros meses de vida puede causar más daño al desarrollo de los maxilares y a la oclusión dental que la pérdida de los incisivos. Este es un factor que los padres pueden controlar, a diferencia de los golpes en los dientes, que son accidentes comunes en la infancia. Controlar el consumo de dulces pegajosos y limitar el uso del chupete es responsabilidad directa de los padres, y son medidas simples pero efectivas para prevenir problemas dentales.

En casos en los que varios dientes anteriores se pierden prematuramente y la apariencia del niño preocupa a los padres, se pueden considerar prótesis dentales. Sin embargo, es importante ser cautelosos con este tipo de intervenciones, ya que los niños pequeños suelen no entender la necesidad de usarlas y pueden rechazarlas. Además, el uso de prótesis a temprana edad puede tener un impacto psicológico negativo, ya que puede resultar más traumático para el niño llevar una prótesis que la propia falta de dientes.

Una de las complicaciones más frecuentes de la pérdida temprana de los incisivos es el retraso en la erupción de los dientes permanentes, especialmente cuando los familiares están ansiosos por verlos salir. Curiosamente, en mi experiencia, los incisivos de los niños cuyas familias creen que son los más guapos del mundo suelen tardar más en erupcionar (al menos así ha sido en mi caso). Por ello, es importante estar atentos y, si es necesario, buscar la intervención de un profesional. Cuando el dentista confirma que el diente permanente ha superado el nivel del hueso, puede realizarse una pequeña intervención llamada operculectomía, que consiste en abrir un "ojal" en la encía para facilitar la erupción del diente.

Este procedimiento se realiza porque, al perderse el diente temporal y cicatrizar la encía, se forma una capa de tejido fibroso que dificulta la salida del diente permanente. La operculectomía elimina este tejido, permitiendo que el diente encuentre su camino hacia el arco dental. En mi experiencia, una incisión mínima suele ser suficiente para estimular la erupción, sin necesidad de realizar un "ojal" completo. Una vez que las bacterias de la flora bucal entran en contacto con el diente, los mecanismos de erupción se activan, y en tres o cuatro semanas el diente comienza a asomar. Esto devuelve la tranquilidad a los familiares, aunque los niños, como siempre, siguen sonriendo sin preocuparse por la falta de dientes.

LA HISTORIA DE YASMINA

Dejo a mi hija en el colegio con toda la emoción de empezar segundo de preescolar. Todo reluciente, incluso sus dientes. A la hora de recogerla, Yasmina aparece con el labio inflamado y me cuenta que se golpeó con una mesita. Como cualquier padre, miro con preocupación su labio hinchado, pero de pronto recuerdo que en la boca también están los dientes. En ese momento, no sé si actuar como padre o como dentista. La siento en la acera y le reviso la boca: los incisivos centrales tienen algo de movilidad, pero no hay más daños. Decido ser discreto, cuidando tanto sus dientes como su psicología. Nada que pueda generar miedos o temores en el colegio.

Tres semanas después, los dientes están más firmes, pero comienza a aparecer un color grisáceo. Cuatro meses más tarde, casi han recuperado su tono normal. ¡Qué alivio!
Queda poco para terminar el semestre, y disfruto viendo la salida de los niños del colegio. Me encantan esas caritas sonrientes que saludan con entusiasmo cuando los van a recoger. Sin embargo, la portera se acerca con un tono de voz que no me gusta: "La señorita de Yasmina quiere hablar contigo". Por experiencia, sé que este mensaje suele ser premonitorio de algo malo (tengo tres hijas, y los varones nunca me han dado problemas). Al entrar al aula, veo a Yasmina sentada en su mesita, con los ojos llorosos.

Entonces ocurre lo inolvidable. Doña Carlota, su adorable y querida maestra (a quien aún veo a veces en el supermercado y recuerdo con gratitud y admiración por sus 30 años de magisterio), me dice con calma: "No te asustes, papá. La niña se golpeó la boca con la cabeza de Moisés". Conociendo al compañero, no hay duda de que el golpe fue fuerte. Doña Carlota me da indicaciones sobre cómo actuar ante el golpe en el diente, las cuales agradezco pacientemente y, de paso, aprendo. Por muy dentista que sea, siempre hay algo nuevo que aprender de una maestra con tanta experiencia en golpes y niños.

Sabiendo de antemano la respuesta, pregunto por el estado del compañero: "¡Está como si nada!". Como siempre, el golpe fue en el mismo diente de la vez anterior (se cumple la profecía del martilleo sobre el más débil). Esta vez, la movilidad es extrema y el desplazamiento, considerable.
<img src="Incisivo-inclinado.jpg"       width="260"       height="166"       border="0"       alt="Incisivo inclinado por trauma y pérdida del diente de leche, afectando la alineación.">
Se observa el incisivo inclinado y grisáceo.
Al conocer los detalles del incidente, me siento profundamente orgulloso de mi hija. Resulta que el cabezazo lo recibió mientras intentaba mediar en una riña, actuando como pacificadora. ¡Enhorabuena! Demuestra los mismos principios que su padre, rechazando cualquier tipo de violencia, aunque eso le haya costado un diente.

La foto muestra claramente los cambios en el incisivo central temporal: se ve grisáceo, desplazado hacia el labio y con una movilidad preocupante. Seis meses después, no queda más opción que extraerle el diente.


<img src="Incisivo-en-vias-de-erupción.jpg"       width="262"       height="182"       border="0"       alt="Erupción del incisivo permanente tras pérdida del diente de leche.">
Incisivo parcialmente erupcionado.
Tiene cuatro años, y aún deben pasar dos para que comience el brote de los dientes permanentes. Durante meses, vigilo de cerca cómo se forman dos bultitos debajo de la encía. Cuando ya es evidente que los dientes han superado el límite óseo y el borde incisal está justo debajo de la mucosa, casi transparente, decido realizar una incisión en la encía para facilitar su salida.

En la foto (a los siete años) se puede ver la erupción del incisivo, seis semanas después de realizar la ventana quirúrgica en la encía.


<img src="foto-diente-Yas.jpg"       width="209"       height="140"       border="0"       alt="Dientes permanentes bien alineados tras pérdida de los de leche por traumatismo.">
Aspecto actual de los dientes de Yas.

Y pasó el tiempo y pasó, y estamos en el parque del Alamillo, somos sevillanos, y como muchos de aquí nos vamos con frecuencia a disfrutar la naturaleza y belleza del mismo, Yas, ostenta ante la hermana más pequeña (Salma) (otra excelente patinadora, (Salma patinando en el Alamillo) , sus habilidades con los patines, de pronto una colisión con otro niño, —y zaz, aparece sangre en la boca, me corre un frío por la médula, voy hacia ella y compruebo que la sangre es de un corte en el labio con el diente, confirmo con tristeza que se ha fracturado el borde incisal del central permanente que con tanta ilusión hemos esperado durante meses.La foto tiene el diente recostruido con un composite estético.

Me doy consuelo recordando las sabias palabras de mi abuela, cuando me partí un incisivo central permanente en un accidente de bicicleta, y mi madre angustiada de inmediato decretó que no volvería a montarme en una bici. La abuela con su sabiduría, no hay nada más sabio que una abuela, dijo con la autoridad de la experiencia, en su inolvidable y cadencioso acento de hablar del oriente cubano, es mejor que pierda un diente que la niñez, mientras me hacía un guiño escondido de mi madre, yo seguí montando la bici y dándome porrazos.

No tiene Ud. idea cuanta veces he mostrado solidariamente mi diente partido en mi práctica profesional, para calmar a las personas que han entrado súbitamente en el club de los fracturados dentales.

Mientras regresamos a casa observo de soslayo por el retrovisor del coche el labio inflamado de Yas, y su camiseta manchada de sangre.

—Comento como si no hubiera "pasado nada", parece que ya tenemos que cambiar los patines, pues están un poco gastadas las ruedas delanteras, y ella me responde con voz triste, —Papi que haremos con mi diente. —Ahora no sé, pero cómo es posible que al ratón Pérez no le interese un diente partido vamos a tener que arreglarlo, no te preocupes lo pondremos bien guapo, de momento no lo toques con las manos, ni lo muevas, ni lo presiones mordiéndolo contra el labio de abajo, seguro se recupera. Déjalo tranquilo que después del susto que le has dado necesita paz y sosiego. La foto es de la chica del cuento 11 años después.

—Comento como si no hubiera "pasado nada", parece que ya tenemos que cambiar los patines, pues están un poco gastadas las ruedas delanteras, y ella me responde con voz triste, —Papi que haremos con mi diente. —Ahora no sé, pero cómo es posible que al ratón Pérez no le interese un diente partido vamos a tener que arreglarlo, no te preocupes lo pondremos bien guapo, de momento no lo toques con las manos, ni lo muevas, ni lo presiones mordiéndolo contra el labio de abajo, seguro se recupera. Déjalo tranquilo que después del susto que le has dado necesita paz y sosiego.