Falta de dientes → malnutrición: Comes sin nutrirte (Hambre oculta).

Dientes perdidos, salud comprometida: la epidemia silenciosa de la malnutrición en adultos.

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Comer sin dientes 
es tragar enteros
los alimentos.

La conquista social del aumento de la esperanza de vida trae consigo nuevos desafíos. No se trata solo de vivir más años, sino de darle más vida a esos años. La clave es disfrutar de una vida plena y saludable, y para ello, la salud bucal juega un papel esencial. Nuestros dientes nos permiten saborear los alimentos, masticarlos correctamente y absorber los nutrientes necesarios para mantenernos en óptimas condiciones.

Cuando una persona pierde sus dientes, también pierde la capacidad de disfrutar de la comida, viéndose obligada a tragar sin masticar adecuadamente. Esto no solo dificulta la digestión, sino que con el tiempo puede derivar en deficiencias nutricionales y malnutrición, afectando gravemente la calidad de vida. Además, la falta de dientes puede impactar en la autoestima y las relaciones sociales, generando un efecto negativo en el bienestar general.

Impacto nutricional y digestivo de la pérdida de dientes en el adulto mayor.

Lo único positivo de envejecer es que lo hacemos mientras seguimos viviendo, y a pesar de los inconvenientes que conlleva, deseamos prolongar nuestra existencia todo lo posible. Sin embargo, para lograrlo, es esencial mantener una buena calidad de vida, algo que no se puede alcanzar sin una nutrición adecuada. Además, es igualmente importante disfrutar de la comida, ya que, como bien expresó Lucrecio en su obra De rerum natura (99 a.C. - 55 a.C.), "El hombre es lo que come".

La falta de dientes representa un problema significativo en la alimentación, ya que dificulta la capacidad de masticar adecuadamente los alimentos. Masticar es un proceso crucial para descomponer los alimentos, facilitando su digestión y absorción de nutrientes. Cuando se pierden los dientes, las personas deben tragar los alimentos sin masticarlos correctamente, lo que puede provocar digestiones inadecuadas y reducir la absorción de nutrientes esenciales.

Las primeras prótesis dentales.

Las primeras prótesis fijas de la historia fueron confeccionadas en el año 754 a.C. por los etruscos, una civilización pionera en la odontología.

<img src="primera-prótesis-fija.jpg" width="170" height="170" border="0" alt="Imagen de la primera prótesis fija, diseñada para restaurar la capacidad de masticar y mejorar la nutrición.">
Primera prótesis fija conocida
conservada  en el Museo 
Dental de París
Estos avanzados dentistas del pasado fabricaban hasta puentes fijos mediante bandas de oro soldadas, que servían para sostener piezas dentales obtenidas de cadáveres. Este logro refleja el notable ingenio de los etruscos, quienes, a pesar de los limitados recursos tecnológicos de su época, ya entendían la importancia de combinar funcionalidad y estética en la rehabilitación dental. Su capacidad para desarrollar soluciones prácticas ante la pérdida de dientes muestra una comprensión temprana de la salud bucal que trascendió siglos y dejó un legado en la evolución de la odontología.

La foto muestra una de las primeras prótesis fijas de la historia. Fue confeccionada en el año 754 AEC por los etruscos. La pieza pertenece a la colección del Museo de la Escuela Dental de París. Constituye una de las primeras prótesis dentales fijas de la historia.

Alimentación y nutrición: conceptos relacionados pero distintos.

En el habla cotidiana, los términos alimentación y nutrición suelen usarse indistintamente, aunque tienen significados diferentes. La nutrición se refiere al proceso de asimilación y incorporación de nutrientes, sustancias que el cuerpo no puede sintetizar en cantidades suficientes y que deben ser suministradas a través de la dieta. Por su parte, la alimentación es el proceso de ingerir los alimentos que contienen esos nutrientes. Así, el estado nutricional de una persona depende de cómo se alimenta y de qué tan adecuadamente los alimentos proporcionan los nutrientes necesarios para cada etapa de la vida.

Los nutrientes se agrupan en estructuras químicas básicas: carbohidratos, grasas, proteínas, minerales y vitaminas. Cada uno tiene funciones bioquímicas y metabólicas específicas en el metabolismo celular. Los requerimientos nutricionales incluyen 9 aminoácidos esenciales, varios ácidos grasos, 4 vitaminas liposolubles, 10 vitaminas solubles en agua y colina, además de varios minerales inorgánicos y electrolitos, que deben adquirirse mediante la dieta. Las cantidades de nutrientes esenciales varían según la edad y el estado fisiológico, aunque generalmente se establecen en términos de necesidades diarias.

Comer bien implica seleccionar alimentos variados que cubran todas las necesidades nutricionales del organismo. Los efectos de la desnutrición son sistémicos y se reflejan en los tejidos afectados por carencias específicas. Existen vínculos estrechos entre la salud bucal y la nutrición; las enfermedades bucales pueden alterar la dieta y la nutrición, mientras que una mala alimentación puede agravar las enfermedades bucales. El estado de la boca influye en la capacidad de consumir una dieta adecuada, lo que afecta el equilibrio nutricional general.

En los países desarrollados, la desnutrición suele manifestarse como la deficiencia de un nutriente esencial, generalmente debido a dificultades en su ingestión o absorción. Es raro que se presente una desnutrición generalizada, ya que la disponibilidad de alimentos es alta y el acceso a una dieta equilibrada es más factible.

En contraste, en los países en desarrollo, la desnutrición es una crisis estructural impulsada por múltiples factores. La falta de acceso a alimentos suficientes y nutritivos es la principal causa, agravada por la pobreza extrema, la desigualdad social, los conflictos armados y el cambio climático, que afectan la producción y distribución de alimentos. Además, la carencia de infraestructura sanitaria adecuada y el limitado acceso a servicios de salud contribuyen a un círculo vicioso de malnutrición, enfermedades y bajo desarrollo infantil. Como resultado, millones de personas, especialmente niños y mujeres embarazadas, sufren las consecuencias de la inseguridad alimentaria, lo que impacta no solo en su calidad de vida, sino también en el desarrollo económico y social de sus países.

<img src="niña-muriendo-buitre-esperando.jpg" width="300" height="192" border="0" alt="Fotografía icónica tomada por Kevin Carter en 1993, mostrando a una niña desnutrida en Sudán con un buitre acechando cerca, simbolizando la crisis humanitaria.">
Foto de Kevin Carter. Pulitzer 1994

La foto realizada por Kevin Carter, fotoperiodista sudafricano, ganó el Premio Pulitzer en 1994 por su impactante fotografía de un niño desnutrido y un buitre acechándolo en Sudán. La foto es conocida por "The Vulture and the Little Girl,"

Tomada en 1993 durante una hambruna, la imagen se convirtió en un símbolo del sufrimiento humano y generó controversia. Algunos criticaron a Carter por no ayudar al niño, aunque él explicó que los fotógrafos tenían órdenes de no intervenir por riesgo de enfermedades. 

A pesar del reconocimiento, Carter sufrió una pprofunda depresión. En julio de 1994, pocos meses después de recibir el Pulitzer, se suicidó a los 33 años, reflejando el impacto emocional del fotoperiodismo en zonas de crisis.

<img src="Enfermera-alimentando-anciana.jpg" width="220" height="154" border="0" alt="Fotografía de una enfermera alimentando a una anciana, destacando los desafíos de la malnutrición en personas mayores sin dientes y la importancia del cuidado bucal.">
Enfermera alimentando a una 
anciana sin dientes.

La vejez es una etapa de la vida marcada por una serie de cambios biológicos que afectan a todos los tejidos del cuerpo. Muchos de estos cambios no se deben únicamente al desgaste fisiológico asociado al paso del tiempo, sino también a los efectos acumulativos de lesiones, enfermedades y hábitos adquiridos a lo largo de la vida.

Un claro ejemplo de ello es la pérdida de dientes, un proceso progresivo que, si no se previene o trata adecuadamente, puede llevar a la mutilación total del aparato masticatorio. Esta condición, frecuente en los ancianos, no solo impacta la capacidad de alimentación, sino que también afecta la digestión, la nutrición y la calidad de vida en general, dificultando incluso la comunicación y la autoestima.

¿Por qué la pérdida de dientes provoca desnutrición y problemas digestivos?

Para obtener los nutrientes necesarios, es esencial digerir los alimentos. La digestión comienza en la boca, donde los alimentos deben ser triturados y mezclados con la saliva. Para que esta fase inicial sea efectiva, es necesario tener dientes suficientes y funcionales para triturar adecuadamente los alimentos y una cantidad adecuada de saliva. Con la edad, ambos factores disminuyen, lo que hace que la masticación deba ser más eficiente para compensar la pérdida de capacidad de absorción intestinal que ocurre en los ancianos.

<img src="Problemas_sociales_asociados-a-falta-de-dientes.gif" alt="Animación que ilustra cómo la falta de dientes puede provocar atrofia muscular masticatoria y afectar la interacción social.">
Atrofia ósea y muscular causada 
por ausencia de dentadura.

Las personas con pérdida de dientes no pueden triturar bien los alimentos, lo que provoca que lleguen al estómago en grandes fragmentos y mal mezclados con saliva. Esto dificulta la digestión, retrasando el proceso y reduciendo la absorción de nutrientes. Se sabe que cada bocado debe masticarse entre 15 y 20 veces para una correcta digestión y asimilación. La falta de una masticación adecuada puede generar problemas nutricionales y reducir la eficiencia de las enzimas digestivas en el intestino.

El problema no solo se limita a la pérdida de nutrientes, sino que también provoca trastornos digestivos como estreñimiento, colitis y gastritis, que eventualmente pueden manifestarse como anemias, deficiencias vitamínicas, pérdida de peso y masa corporal. Las personas sin dientes suelen tratar de compensar la deficiencia masticatoria dividiendo los alimentos en pedazos pequeños o evitando ciertos alimentos ricos en proteínas, minerales y fibra. Esto conduce a la dependencia de alimentos blandos, como purés, que no ofrecen todos los nutrientes necesarios.

En el caso de los edentes parciales, se presenta otro problema: al evitar alimentos que requieren mayor esfuerzo masticatorio, las piezas dentales sanas no se utilizan, lo que debilita su inserción en el hueso y aumenta el riesgo de perderlas. Además, la falta de uso de los músculos masticadores contribuye a su atrofia, acelerando el envejecimiento del aparato masticador.

La malnutrición, ya sea por desnutrición o sobrealimentación, es un factor decisivo en la salud, especialmente en los ancianos, quienes tienen un mayor riesgo de desnutrición a medida que envejecen. Algunos estudios sugieren que la malnutrición crónica en ancianos edentes totales puede reducir la esperanza de vida en hasta cuatro años.

El edentulismo en los ancianos es comúnmente el resultado de enfermedades orales no tratadas, como caries y enfermedad periodontal. En muchos países, el porcentaje de personas mayores de 70 años que sufren de edentulismo oscila entre el 54% y el 68%. En EE.UU., aproximadamente el 71.5% de las personas entre 65 y 74 años están parcialmente desdentadas.

Las deficiencias nutricionales pueden llevar a desbalances metabólicos, favoreciendo el riesgo de enfermedades crónicas, como aquellas relacionadas con grasas saturadas, colesterol, sodio y ciertos tipos de cáncer. La dieta, aunque importante, es solo uno de los factores de riesgo para estos trastornos.

¿Cómo se reflejan las carencias nutricionales más frecuentes en la salud bucal?

Las deficiencias nutricionales más comunes en la mucosa bucal son las de riboflavina (B2), folatos y vitamina B12, debido a la rápida renovación celular de estos tejidos. Estas alteraciones pueden afectar tanto a los tejidos duros (dientes) como a las mucosas que recubren toda la cavidad bucal.

Los signos más frecuentes en los tejidos blandos de la boca se manifiestan en la lengua, las mucosas, la producción de saliva y las comisuras labiales. En casos de deficiencias severas, aparecen síntomas clínicos evidentes, aunque inicialmente pueden pasar por una fase subclínica difícil de detectar.

Entre los trastornos específicos asociados a deficiencias dietéticas se incluyen la malnutrición proteico-energética, las deficiencias de hierro, yodo y vitamina A, la anemia megaloblástica por falta de vitamina B12, la carencia de ácido fólico, así como la deficiencia de vitamina D, relacionada con el raquitismo, y enfermedades como el beriberi y la pelagra.

<img src="Fotos-lengua-carencias-nutricionales.jpg" width="850" height="160" border="0" alt="Serie de imágenes que muestran distintas alteraciones en la lengua relacionadas con deficiencias nutricionales derivadas de la falta de dientes.">

Imágenes de alteraciones de la lengua asociadas a diferentes estados de malnutrición.

Foto 1. Hombre de 60 años que presenta la lengua depapilada característica de una anemia megaloblástica por falta de vitamina B12. Foto 2. Mujer de 54 años con signos linguales de una carencia grave de nicotinamida. Toda la mucosa oral tiene un color rojo fuego intenso y dolor urente y mucha salivación. Foto 3. Mujer de 70 años, que presenta además de los signos linguales queilosis bilaterales que recuerdan la carencia de riboflavina, no respondió con el tratamiento con esta vitamina y se le administró piridoxina parenteral (B6), al cabo de unas semanas mejoró notablemente y se normalizo el recuento hemático. Foto 4. Mujer de 59 años, con signos característicos de la hiporiboflavinosis, bordes y punta de la lengua lisos y depapilados con queilosis bilaterales típicos de la carencia de esta vitamina. Foto 5. Hombre de 53 años que fue sometido a un tratamiento con un ametopterina para tratarle un cáncer del pulmón que desarrolló una extensa glositis. La ametopterina es un citostático antifólico, una vez que se le administró el ácido fólico los signos linguales mejoraron considerablemente.

Las deficiencias nutricionales más comunes en la mucosa bucal son las de riboflavina (B2), folatos y vitamina B12, debido a la rápida renovación celular de estos tejidos. Estas alteraciones pueden afectar tanto a los tejidos duros (dientes) como a las mucosas que recubren toda la cavidad bucal.

Los signos más frecuentes en los tejidos blandos de la boca se manifiestan en la lengua, las mucosas, la producción de saliva y las comisuras labiales. En casos de deficiencias severas, aparecen síntomas clínicos evidentes, aunque inicialmente pueden pasar por una fase subclínica difícil de detectar.

Entre los trastornos específicos asociados a deficiencias dietéticas se incluyen la malnutrición proteico-energética, las deficiencias de hierro, yodo y vitamina A, la anemia megaloblástica por falta de vitamina B12, la carencia de ácido fólico, así como la deficiencia de vitamina D, relacionada con el raquitismo, y enfermedades como el beriberi y la pelagra.

Influencia de las prótesis dentales en la eficiencia de la masticación.

Diversos estudios indican que las prótesis dentales no siempre logran una masticación completamente eficiente. Este problema es más pronunciado en los ancianos, cuyas dificultades para comer pueden verse agravadas por enfermedades crónicas, el aislamiento social y el uso de múltiples medicamentos que interfieren con la absorción de nutrientes.
Investigaciones longitudinales han demostrado que, a pesar de la colocación de prótesis, muchos pacientes siguen experimentando dificultades para morder y masticar. Sin embargo, con el tiempo, algunos logran una masticación más eficiente. Por ello, muchos especialistas recomiendan brindar asesoramiento dietético a los pacientes, especialmente a los ancianos y discapacitados, durante las primeras etapas del uso de prótesis.
En primer lugar, es esencial mantener una dentadura sana durante toda la vida, lo cual se puede lograr con una buena higiene dental y visitas periódicas al dentista. Si, por envejecimiento, accidentes o negligencia, se pierden piezas dentales, deben ser reemplazadas lo antes posible. En caso de signos evidentes de deficiencias nutricionales, estas deben corregirse con el nutriente adecuado, siempre bajo supervisión médica.
En resumen: Las prótesis dentales tienen un impacto significativo en la calidad de la masticación, lo que influye directamente en la salud bucal y general. Aunque las prótesis permiten restaurar parcialmente la función masticatoria en personas con pérdida dental, no logran reemplazar completamente la eficiencia de los dientes naturales.

Los problemas más comunes al masticar con prótesis incluyen:

  • Disminución de la fuerza masticatoria: Las prótesis removibles transmiten menos fuerza al masticar en comparación con los dientes naturales, lo que dificulta la trituración adecuada de los alimentos.

  • Menor estabilidad y adaptación: Las prótesis pueden moverse o resultar incómodas, especialmente en las primeras etapas de uso, afectando la masticación.

  • Alteración en la percepción del sabor y la temperatura: La base protésica que cubre el paladar puede reducir la sensibilidad gustativa y térmica.

  • Riesgo de atrofia ósea: La falta de estimulación directa en el hueso maxilar y mandibular puede acelerar la reabsorción ósea, afectando la adaptación de la prótesis con el tiempo.