Amalgama dental: Riesgos toxicológicos, normativas vigentes, y comparación con los composites.
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Amalgamas dentales. |
La amalgama dental ha sido un pilar esencial en odontología por más de un siglo, destacando por su durabilidad, resistencia mecánica y bajo costo. Sin embargo, su prohibición en la Unión Europea ha desatado un intenso debate, centrado en los riesgos del mercurio durante su manipulación y eliminación. Aunque los composites son una alternativa estética y libre de mercurio, no siempre igualan su resistencia, especialmente en molares sometidos a altas cargas masticatorias, lo que podría aumentar la necesidad de retratamientos y elevar los costos de la atención odontológica.
Perspectiva epidemiológica sobre la eliminación de las amalgamas dentales.
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Amalgama de más de 20 años. |
A los 60 años, nuestro paciente habría vivido 40 años más y necesitaría reemplazar 16,6 empastes de amalgama y 30,76 si fueran de composites. Es importante recordar que cada sustitución de obturaciones conlleva la pérdida de masa dental al remover el tejido cariado, lo que debilita el diente y reduce su esperanza de permanencia. Como resultado, se incrementa la pérdida de piezas dentales, lo que lleva al deterioro de la salud bucal y aumenta los costos asociados a prótesis e implantes, que recaen sobre la población. ¿Quién asumirá este costo?
¿Por qué la Unión Europea ha prohibido las amalgamas?
La prohibición de la amalgama dental por parte de la Unión Europea, más allá de la controversia sobre su toxicidad individual, responde principalmente a una cuestión de protección ambiental. Si la medida estuviera motivada por preocupaciones sobre la salud humana, se habría implementado de manera inmediata, ya que no existen pruebas que demuestren efectos adversos directos. Uno de los problemas más críticos es la liberación de mercurio al medio ambiente durante la fusión de amalgamas en las cremaciones de cadáveres. En Silicon Valley y la Bahía de San Francisco, por ejemplo, los crematorios son responsables del 14% de todas las emisiones de mercurio.
Según el Swedish Environmental Protection Board de Suecia, la incineración de basura doméstica libera anualmente 3.300 kg de mercurio, mientras que los crematorios emiten 300 kg al año. En el Reino Unido, se estima que alrededor del 16% del mercurio ambiental proviene de los crematorios.
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Ojo con la toxicidad del mercurio si vives cerca del crematorio. |
El objetivo de la Unión Europea es eliminar progresivamente el uso de la amalgama dental. El primer paso en este proceso fue la prohibición, desde julio de 2018, del uso de empastes de mercurio en dientes de leche, así como en niños menores de 15 años y mujeres embarazadas o en periodo de lactancia. Esta medida no solo protege a los grupos más vulnerables, sino que también facilita la reducción gradual de la colocación de amalgamas hasta su eliminación definitiva
¿Qué evidencia existe sobre la toxicidad de la amalgama dental?
Aproximadamente el 3 % de la población presenta una alergia comprobada o hipersensibilidad a algún tipo de metal, diferenciándose claramente entre alergia y toxicidad. Los metales más comúnmente implicados son el cromo, cobalto, cobre y níquel, siendo el cobre el único presente en la amalgama dental. Algunas personas pueden desarrollar alergia al mercurio; sin embargo, según los estudios del "North American Contact Dermatitis Group", la toxicidad real del mercurio en dosis sub tóxicas es sumamente rara. Estos estudios muestran que, aunque el 3 % de los casos presenta respuestas inflamatorias, solo el 1 % reacciona positivamente en las pruebas de parche, y menos del 0,6 % presenta manifestaciones clínicas de sensibilidad al mercurio.
Está comprobado que pequeñas cantidades de mercurio se liberan de la superficie de las amalgamas debido al contacto con los dientes, y se expulsan en el aire expirado. La cantidad de mercurio absorbida por el cuerpo depende del número de superficies de amalgama presentes y es eliminada en su mayoría por los riñones a través de la orina. Las investigaciones también indican que pequeñas cantidades de mercurio se acumulan en órganos como el cerebro, los pulmones, el hígado y el tracto gastrointestinal.
La pregunta clave es: ¿qué porcentaje del mercurio acumulado en estos órganos proviene de las amalgamas dentales? Algunos estudios estiman que la absorción diaria de mercurio atribuible a las amalgamas representa solo el 14 % de la exposición diaria en personas con entre 8 y 12 empastes (aproximadamente 1 a 2 μg), una cifra siete veces menor que la cantidad ingerida por quienes consumen alimentos marinos una vez por semana. Esta cantidad equivale solo al 10-20 % de la exposición total (9 μg/día) proveniente de diversas fuentes medioambientales. Por lo tanto, la exposición al mercurio ambiental resulta ser considerablemente mayor.
¿Cuál es la seguridad biológica de los composites dentales?
Más vale malo conocido que bueno por conocer.
Quienes se preocupan por la toxicidad de los materiales dentales y condenan el uso de las amalgamas deberían también prestar atención a los composites.
Reflexiones sobre la relación riesgo-beneficio: Amalgama versus composite.
Ni la amalgama ni el composite son materiales perfectos. Lo ideal sería evitar los empastes, y para lograrlo, es esencial mantener una higiene oral rigurosa y visitar al dentista periódicamente para detectar caries de forma temprana. Así, se podrán tratar con la mínima cantidad de material, reduciendo los efectos toxicológicos y los ciclos de sustitución de empastes.
Mi consejo es no obsesionarse. Estamos expuestos a agentes tóxicos mucho más agresivos que los materiales dentales. Si queréis preocuparos por algo en la consulta, fijaos en la calidad del agua de la turbina, la protección radiológica, la higiene de las manos (incluso con guantes) y los protocolos de desinfección. Hay aspectos más críticos que los materiales de obturación.
Lo más grave es que algunos "profesionales" promueven la sustitución de amalgamas como cura para enfermedades como artritis, Alzheimer o esclerosis múltiple. Esto no solo carece de base científica, sino que es cruel con pacientes que ya sufren por enfermedades difíciles de controlar. Afirmar que retirar amalgamas resolverá sus problemas es engañoso e irresponsable.